EDITOR: MIGUEL GRINBERG


ENTREVISTA (click acá)

6 de noviembre de 2012

BA ROCK IV (1982)



Fue marca registrada. En sus primeras ediciones fue escenario de artistas fundacionales de nuestro rock. El B.A. Rock de 1982 representó la consolidación de este género musical en el país. La Viola web entrevistó a un trío de expertos. El músico Héctor Starc, el periodista Juan Manuel Cibeira y el director Héctor Olivera reconstruyen la magnitud de este mega-evento musical.
Ese 1982 quedó en la historia del rock nacional. La Guerra de Malvinas y la prohibición de pasar música en inglés en las radios le dieron cierta popularidad a este género musical.
En pleno conflicto bélico se realizó el Festival de la Solidaridad Latinoamericanacon la participación de destacadas figuras y el objetivo de juntar alimentos y ropa para los soldados que estaban en el Sur.
Para noviembre de ese año, y a lo largo de cuatro sábados (6-13-20 y 27), Daniel Ripoll, director de la revista Pelo, volvió con sus festivales B.A. Rock (Buenos Aires Rock), esta vez a las canchas del estadio de Obras Sanitarias.
Grandes figuras del rock nacional pasaron por ese escenario a lo largo de las jornadas. León Gieco, Raúl Porchetto, Spinetta Jade, Litto Nebbia, Pedro y Pablo, Héctor Starc, David Lebon, Piero, Riff, Cantilo & Punch, Tantor, Rubén RadaLos Abuelos de la Nada, Zas, Alejandro Lerner, Orions, V8, La Torre, entre otros, fueron los más esperados por el público sediento de rock.
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También fue la oportunidad de presentación para nuevas bandas como Los Encargados (accidentada presentación) y Demo, con un joven Ricardo Mollo en la guitarra.
“Fueron shows muy buenos y emotivos. Técnicamente precarios. Fue el primer festival a las puertas de la democracia. La organización fue complicada, no había logística para este tipo de eventos, duplicando el esfuerzo para cubrir la ausencia de experiencia profesional”, contó Juan Manuel Cibeira, periodista y jefe de redacción de la Revista Pelo.
Las zapadas del primer día del B.A. Rock quedaron también en la historia. “Me tocó abrir la edición de 1970 y 1971. Pero este de 1982 no tuvo nada que ver con los anteriores por su onda. Ensayamos con David Lebon, Reinaldo Raffanelli y Moro en los estudios Del Cielito. Luis Alberto Spinetta nos vino a visitar y se puso a tocar cambiando todas las letras. Al terminar nos preguntó a qué hora tocábamos en el festival. Fue impresionante, subió a tocar con nosotros”, recordó a La Viola Web, Héctor Starc, guitarrista en la primera jornada y luego con su grupo Tantor.
En la presentación de esta banda apareció de forma sorpresiva un elefante entre el público (foto). “Fue una idea del productor Oscar López. Fue a un circo, lo alquiló y lo tiró a la gente. Nos dejaron de escuchar a nosotros para ver al animal”, destacó Starc. “Una locura, inconsciencia total, una bestia semejante paseando en medio de miles de desaforados espectadores… pudo haber sido una tragedia”, reflexionó Cibeira.
A PURO ROCK Y UN POCO DE FRUTA EN EL ESCENARIO
En cada una de las cuatro fechas se mantuvo el nivel musical. Cada sábado, un artista reconocido era el encargado de cerrar. También, fue un encuentro de distintos estilos sobre el escenario.
Los Encargados, liderados por un joven Daniel Melero, no tuvieron una buena experiencia. Su moderna propuesta tecno no fue muy bien recibida por los jóvenes que esperaban ver a Pappo en acción con Riff.
“Tocamos después de Pedro Conde –una especie de Piero más contestatario- y más tarde tocaba Riff. Sabíamos que iba a ser un desastre la situación, por eso nos preparamos muy bien: teníamos realmente un aspecto fabuloso porque bastó que saliéramos al escenario y antes de la primera estrofa de 'Necesidad' la gente nos empezó a tirar de todo. Desde atrás del escenario nos pidieron por favor que nos bajáramos, la gente estaba aflojando la estructura. ...Ese día, al bajar del escenario, pesamos 30 kilos de fruta”, recordó Daniel Melero en el libro “Ahora, antes y después” de Gustavo Álvarez Núñez.
“Eran demasiado adelantados para la época y menos para un festival, donde estuvieron mal ubicados en una grilla para público rockero. Decidieron irse ellos cuando reunieron la cantidad suficiente de cítricos”, memorizó Juan Manuel Cibeira a La Viola Web. “No fue bueno lo que pasó. El público no los entendía pero no tenían que responder de esa forma violenta”, sintetizó Starc.
La gente, en su mayoría con una imagen con resabios de la época hippie –pelo largo, jean, binchas, símbolos de la paz- disfrutó de la buena música. La dictadura le fue dejando lugar a la democracia y miles de jóvenes tuvieron  la posibilidad de disfrutar de otra manera este tipo de eventos.
LA PELÍCULA COMPLETA: 
En 1972, durante la edición de B.A. Rock III, se realizó una película que se estrenó bajo el nombre “Rock hasta que se ponga el sol” y contó con la dirección de Aníbal Uset. Para esta ocasión, se volvió a filmar a los principales artistas pero bajo las órdenes de Héctor Olivera.
“En el otoño del '82 y como consecuencia de la Guerra del Atlántico Sur, las radios y televisoras argentinas reemplazaron en su programación las canciones sajonas fundamentalmente con expresiones del género llamado rock nacional… La película Buenos Aires Rock documentó este significativo evento a través de la filmación de veinte temas musicales, de sus creadores e intérpretes, del público asistente, de personajes como los “ plomos” y otros vínculos del rock”, decía un fragmento de la gacetilla de prensa.
“Daniel Ripoll me convocó en 1972 para producir 'Rock hasta que se ponga el sol'. En 1982, Ripoll junto a Pity Yñurrigarro y Oscar López me vuelven a llamar para producir y dirigir B.A. Rock. No es solo un documental, también busqué incorporar algunas situaciones artísticas. Para esto último convoqué a Renata Schussheim y Carlos Orgambide”, contó el director Olivera a La Viola Web.
Tanto el festival como la película tuvieron la impronta de libertad. Había una necesidad de cantar bronca”, reconoció el director.
A lo largo de la película se puede ver a algunos de los artistas -los más destacados- el color del público, la palabra de algunos periodistas y el testimonio de los músicos. “Se filmó con cuatro cámaras, los cuatro sábados y junto a los organizadores se decidió cuáles eran los artistas que iban a estar en la película. No es cómo la tecnología de ahora, hubo un consumo importante de rollos”, recordó Olivera.
Por último, el director reconoció que quedó muy conforme con el material. “Tuvo una ingenuidad y profundidad sutil que se correspondía con la época militar”. En enero de 1983, Buenos Aires Rock llegó a los cines. Un material interesante y necesario para entender el momento histórico en el que se realizó este evento musical.



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