OPINION - PAGINA 12
LUNES 9 DE MAYO DE 2011
¿Podemos recordar y subrayar que el rock es otra cosa, que las bengalas, candelas y tres tiros son el entretenimiento de imbéciles que babean ante el fuego y no ante una creación artística?
El estado desesperante en el cual se encuentra Miguel Ramírez tras recibir un bengalazo en el cuello en pleno show de La Renga no debe hacernos perder el eje de la cuestión: las cosas que somos capaces de hacer por el rock.
Y toda reflexión debe empezar por una autocrítica: los periodistas tenemos parte de la culpa por fomentar “la fiesta”. Fue tema de debate justamente esta semana con Nacho Girón y con Bruno Larocca en la presentación de la Revista Dale: durante mucho tiempo, los medios reflejamos lo que sucedía abajo del escenario, como si fuera más importante que lo de arriba. Y en buena medida, seguimos haciéndolo.
Dejemos de hablar de “accidente” porque no es un suceso eventual. Acá hay desidia, irresponsabilidad, delincuencia e impunidad.
¿Por qué suponemos que tirar una bengala en un lugar abierto no trae riesgos? Acaso haya pasado mucho tiempo ya desde el asesinato del hincha de Racing en la Bombonera, en 1983, cuando la barrabrava de Boca tiró una bengala que impactó también en el cuello del hincha, que estaba en la popular de enfrente.
¿Ahora sí aprenderemos?
Es hora de cortarla. De pensar qué hicimos, qué hacemos. De discutir. De seguir pensando y de decidir qué haremos. Tenemos derecho a exigir no ya calidad artística, sino al menos un nivel de show. Con las condiciones adecuadas en el lugar para albergar a la cantidad de gente que corresponda.
Lo ocurrido en el Autódromo de La Plata no es igual a lo de Cromañón. A diferencia de La Renga, Callejeros incentivaba públicamente el uso de bengalas y, según consta en la causa, ayudaba a ingresar la pirotecnia al boliche.
Seguramente sea sincero el sentimiento de la banda tras lo sucedido el sábado. Y es elogiable que acompañen a Miguel y sus familiares. Pero más allá de eso, La Renga tiene su responsabilidad en la mala organización del recital. Un fan está agonizando y otros 59.999 vivieron una odisea inexplicable, insólita y peligrosa por ir a verlos. Debieron caminar 5 kilómetros por el barro y bajo la lluvia para entrar o salir del Autódromo. Debieron esperar durante horas para poder volver a sus casas. Eso no es “tener aguante”: es tolerar cualquier vejamen por parte nuestros ídolos, de aquellos que dicen preocuparse por nosotros y cuidarnos.
Y encima, los defendemos ciegamente.
Que se entienda bien: no estoy mezclando a La Renga con la bengala. Pero si La Renga (o cualquier otro) sigue organizando los shows de esta manera, no debiéramos ir más. En algún momento tenemos que decir basta. Nosotros, los periodistas y los espectadores. No podemos seguir aguantando cualquier cosa en el nombre del rock. Así como nos indignamos porque TBA nos trata como caballos para viajar en tren también debiéramos hacerle saber a estas productoras de eventos masivos que no estamos conformes. Porque vamos a ser sinceros: viajar para ir a trabajar es realmente la diferencia entre la vida y la muerte.
Es cierto que, como dijo el Indio Solari, resulta prácticamente imposible revisar a miles de personas que pugnan por entrar a un lugar media hora antes de empezar un recital. Pero es un facilismo exigir que se prohiba la venta de bengalas por la sencilla razón que es inviable.
Un tipo con el carisma y los millones de seguidores que tiene Solari dejó pasar una oportunidad quizás única de quebrar esta lógica macabra: si hubiera condenado en serio a las bengalas, desde ese momento en adelante la historia sería otra. Habría sido tomado como palabra santa. Pero prefirió poner en primer lugar su reclamo hacia la venta de pirotecnia y la imposibilidad de controlar la situación en vez de hacer una autocrítica y bajar línea. Las palabras “les pido a quienes se acerquen a mis conciertos que se abstengan de su uso” suenan muy tibias para un momento como éste.
ADHIERO FERVOROSAMENTE LA NOTA NO MAS PIROTECNIA NI BENGALAS EN UN RECITAL DE ROCK. EN VILLA CELINA YA SE LAMENTARON MUCHAS MUERTES POR ESTE TEMA. LOS RECITALES DEBEN SER EL LUGAR PARA CONFLUIR CON GENTE QUE AMA ESTA MUSICA Y NO PARA PADECER DESGRACIAS.
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