Miércoles, 05 agosto 2009 |
Woodstock no puede festejar sus
40 años por falta de fondos
A 40 años del festival de rock, realizado en Bethel, Nueva York, realizan análisis
Woodstock, el fin, no el principio de la revolución de los años 60
La euforia se convirtió en resaca, los jipis ahora se transformaron en republicanos, perdieron el pelo y cambiaron el consumo de LSD por el de Viagra
, dice profesor de
Afp
Nueva York, 11 de agosto. Los jipis de Woodstock querían cambiar el mundo con flores, drogas, paz y amor, pero los que terminaron transformados fueron ellos.
Para aquellos que asistieron al festival de rock en Bethel, al norte de Nueva York, del 15 al 16 de agosto de 1969, se anunciaba el advenimiento de una nueva era. Se definían como
Pero la euforia de ayer se convirtió hoy en resaca, porque 40 años después no queda claro si Woodstock logró cambiar algo.
Rich Hanley, profesor de periodismo de
En 1971, ya todo había terminado. Las protestas cesaron. La generación Woodstock salió a buscar trabajo y el trabajo puso fin a la diversión
.
Según Hanley, los jipis ahora se convirtieron en republicanos, perdieron el pelo y cambiaron el consumo de LSD por el de Viagra
.
Wade Lawrence, director del museo de Woodstock de Bethel, dice que la generación de las flores no tuvo que esperar demasiado antes de volver a la realidad.
Menos de cuatro meses después de Woodstock, en diciembre de 1969, un concierto similar organizado en el autódromo de Altamont (California) terminó en una violenta y alucinada batalla campal.
Y el resto del mundo ya no lucía tan bien.
A pesar de las protestas pacifistas, las tropas estadunidenses siguieron peleando en Vietnam hasta 1973, y un año más tarde el escándalo de Watergate terminaba con la presidencia de Richard Nixon.
El tema de paz y amor pasó a ser algo pintoresco
Creo que la gente perdió las ilusiones
, dice Lawrence. El tema de paz y amor pasó a ser algo pintoresco.
Mucho de la leyenda de Woodstock –la mariguana, el nudismo y el pacifismo– hace sonreír hoy día a una sociedad menos ingenua.
Los conciertos pasaron de reuniones improvisadas a operaciones que generan grandes sumas de dinero.
Woodstock cambió la industria de la música
, señala Stan Goldstein, uno de los organizadores originales. Por primera vez se pudo ver el poder que tenían los artistas para atraer no sólo a muchedumbes, sino a muchedumbres con dinero.
Al mismo tiempo, el elemento más característico y poderoso, una mezcla de hedonismo, pacifismo y activismo político, lo que Goldstein llama la conciencia jipi
, se evaporó casi por completo.
NUEVA YORK — Michele Dean era una chica seria cuando llegó al festival de rock de Woodstock en 1969, pero no lo fue por mucho tiempo más.
Los primeros que recibieron a la joven de 17 años recién graduada fueron "dos muchachos y una chica que salieron desnudos de un lago".
"Dios mío", dice Dean, que hoy tiene 57 años y trabaja para IBM, "en aquella época no me esperaba algo así".
Luego llegó la muchedumbre de medio millón de personas que derribó el alambrado para tres días de música rock, drogas y desnudez.
"Pasé todo el tiempo con la boca abierta", dice Dean, que 40 años más tarde no sale de su asombro.
Para aquellos que asistieron, Woodstock fue algo casi mágico, un momento en que las reglas quedaron en suspenso, los hippies tomaron el control, los grandes del rock como Jimmy Hendrix estaban en su apogeo y el mundo era realmente, verdaderamente, maravilloso.
En términos prácticos, Woodstock fue de verdad un milagro, cuenta Mel Lawrence, director de operaciones del evento realizado en ese lugar al norte de Nueva York.
El concierto casi se cancela cuando los dueños de Wallkill, el sitio inicialmente planeado cerca del pueblito de Woodstock, repentinamente retiraron el permiso para organizarlo.
Se halló un nuevo sitio en una granja de Bethel, pero quedaba menos de un mes para instalar el escenario, el sistema de sonido y la infraestructura para decenas de miles de personas, incluyendo cuestiones básicas como la electricidad.
"Sólo teníamos 28 días para construir el sitio y en aquella época había llovido desde hacía 20 días. También teníamos problemas de dinero. Pero lo logramos", dice Lawrence.
Pero las dificultades apenas comenzaban. Los organizadores tenían planes para 100.000 personas. Llegaron cuatro veces más.
Una vez derribado el alambrado, el concierto quedó abierto para todo el mundo y las rutas se llenaron hasta tal punto que muchos simplemente abandonaron sus vehículos. Casi no había saneamiento ni refugios.
"En cierto punto, el segundo día nos quedamos sin comida", cuenta Lawrence.
Y sin embargo, a medida que aumentaba el caos, los organizadores, los líderes de la contracultura, los habitantes del lugar --que en su mayoría eran gente conservadora-- y los miles de fanáticos del rock, se las arreglaron.
Los lugareños suministraron comida, los organizadores consiguieron platos de papel y cientos de miles de personas recibieron el famoso "desayuno en la cama para 400.000", o mejor dicho un desayuno servido en un campo embarrado.
Dean recuerda que la mayoría demostró un verdadero espíritu hippie, compartiéndolo todo y sin actitudes de mala onda.
Cuando dos jóvenes comenzaron a pelearse, "los demás simplemente los rodearon tomándose de la mano en círculo, y los dos chicos terminaron abrazándose".
Buena parte de los impulsos pacíficos tenían que ver con los efluvios de marihuana en el ambiente. "Yo diría que la mitad de la gente estaba drogada", comenta el ex policía Robert Fink. "Estaba por todas partes. Uno casi no necesitaba fumar para sentir el efecto".
Fink, que hoy es un hombre corpulento de 73 años, estaba en el lugar supuestamente para cumplir con su tarea. Pero la realidad fue más fuerte. No podía detener al equivalente de media ciudad.
El propio Lawrence no recuerda bien cómo él y sus colaboradores lograron hacer frente a la situación. "Era algo imposible de planear. Fue una serie de circunstancias que se superpusieron de manera misteriosa", dice. "Creo que fue el karma. Tratamos el lugar, Bethel, con mucho, mucho respeto".
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Admiro la obra de Héctor Ricardo Soulé. No solo dentro de Vox Dei, sino también la cuantiosa labor que desarrolló como solista.
ResponderEliminarPero me disgusta que se promocione como "Ricardo Soulé Vox Dei". Así como anteriormente Javier Martinez se promocionara como “Manal Javier Martinez”.
Esto me recuerda a “César Banana Pueyrredon”.
A pesar de esto del anuncio, que considero un desatino, el 8 de agosto trataré de estar por Palermo disfrutando del, a mi entender, mejor cantante del Rock vernáculo.
Tuve la fortuna de verlo en vivo en el Velma Cafe precisamente en el mes de Junio y ya presentandose como VOX DEI, ya que el nombre por lo que supe desde hace mas de un año legalmente (y creativamente ni hablar) le pertenece a él.
ResponderEliminarRealmente suena impresionante!!
Pocos artistas logran representar e interpretar en vivo su obra tan fielmente como Soulé.
La banda suena finisima, la potencia contagia, y la calidad conceptual creo que no descubro a nadie si digo que es un "iluminado".
Este 8 de Agosto hay que estar en el Velma Cafe, el teatro esta muy bueno, y le sienta barbaro al espectaculo.