Nuestro miedo más hondo no es que seamos inadecuados.
Nuestro miedo más hondo es que seamos poderosos sin medida.
Es nuestra luz, no nuestra tiniebla, lo que nos intimida.
Nos preguntamos ¿Quien soy yo para ser tan brillante,
magnífico, talentoso y fabuloso?
En verdad, ¿por qué no deberías serlo?
Eres una criatura de Dios.
Hacerte pequeño no le sirve al mundo
No hay nada iluminado en el encogerse para que
otras personas no se sientan inseguras a tu lado.
Nacimos para manifestar la gloria de Dios
que está dentro de nosotros.
No se encuentra apenas en algunos de nosotros,
está en cada cual.
Y cuando dejamos brillar nuestra luz, inconscientemente
le permitimos a otra gente que haga lo mismo.
Cuando nos liberamos de nuestro propio miedo,
automáticamente nuestra presencia libera a los demás
Marianne Williamson
(en VOLVER AL AMOR, ed Urano)
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